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Bruselas facilita que el hidrógeno de origen nuclear se considere «verde»

Bruselas facilita que el hidrógeno de origen nuclear se considere «verde»

  15·feb·2023

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Fuente: EFE Euractiv

La Comisión Europea (CE) facilitará que el hidrógeno producido a partir de energía nuclear se considere «verde», tratamiento apoyado por Francia y otros ocho países que afectará a las inversiones energéticas y que amenazaba, de no haber sido así, el futuro despliegue del hidroducto H2Med entre Barcelona y Marsella.

El Ejecutivo comunitario publicó este lunes dos «actos delegados» que definen «bajo qué condiciones el hidrógeno, los combustibles a base de hidrógeno u otros vectores energéticos pueden considerarse como combustibles renovables de origen no biológico» al producirse «a partir de electricidad renovable».

Bruselas considera hidrógeno renovable el que se fabrique con un 90 % de electricidad renovable y clasifica el «hidrógeno bajo en carbono» como aquel «que deriva de fuentes no renovables que produzcan al menos 70 % menos emisiones de gases de efecto invernadero que el gas natural fósil a lo largo de todo su ciclo de vida», lo que da cabida al hidrógeno de origen nuclear.
La Comisión proporciona una metodología para calcular las emisiones en la generación eléctrica, que incluyen «las emisiones aguas arriba, las emisiones asociadas con la extracción de electricidad de la red, el procesamiento y las asociadas con el transporte de estos combustibles hasta el consumidor final».

Si la intensidad de emisión de energía eléctrica es inferior a 18 gCO2eq/MJ, no es necesario probar ese ahorro de emisiones del 70 % y se puede tratar la «electricidad extraída de la red como totalmente renovable sin estar sujeta a ciertos criterios.

Esto abre la puerta a la generación de hidrógeno a partir de energía atómica, tanto para París como para Estocolmo pues la energía atómica también tiene gran peso en la generación eléctrica de Suecia.

La Comisión atribuye a Suecia una intensidad de emisiones de 4,1 gCO2eq/MJ y a Francia de 19,6 gCO2eq/MJ.

Pero Bruselas propone revisar, en concreto, el cálculo de emisiones para la energía nuclear a partir de datos de Eurostat o de otras fuentes acreditadas, por lo que Francia podrá recalcular su umbral.

Al aceptarse como «verde» el hidrógeno nuclear, este queda exento del principio de «adicionalidad», que pretende evitar que se aumente la capacidad de generación a partir de fuentes fósiles para destinar esa electricidad a la producción de hidrógeno.

El principio de «adicionalidad» establece que los electrolizadores (que sirven para separar el hidrógeno del oxígeno en el agua, H2O) tendrán que «estar conectados a la nueva producción de energía renovable», es decir, no podrán nutrirse de instalaciones ya existentes y cuya electricidad tenía previsto otros usos.

El objetivo es que «la generación de hidrógeno incentive un aumento en el volumen de energía renovable disponible para la red» para evitar que el hidrógeno canibalice la electricidad renovable, por lo que se fijan criterios «destinados a garantizar que el hidrógeno renovable solo se produzca cuando y donde haya suficiente energía renovable disponible».

En general, los proyectos de hidrógeno que entren en funcionamiento antes del 1 de enero de 2028, en el que se espera que la producción de electrolizadores escale, se considerarán en «fase de transición» y se requerirá que esos dispositivos no tengan más de 36 meses.

Hasta el 1 de enero de 2030, los productores «podrán hacer coincidir su producción de hidrógeno con sus energías renovables contratadas mensualmente», si bien los Estados miembros podrán introducir reglas más estrictas a partir del 1 de julio de 2027, agrega el Ejecutivo comunitario.

La definición comunitaria del hidrógeno «verde» se aleja de la postura defendida por España y Alemania, que querían desterrar la nuclear de la producción de hidrógeno -el llamado hidrógeno rosa- y limitar la etiqueta «verde» al de origen exclusivamente renovable de la electricidad.

El hidrógeno verde no es comercialmente viable en la actualidad, pero se espera un desarrollo fulgurante hasta alcanzar los 10 millones de toneladas producidas en territorio comunitario en 2030, el equivalente al 14 % de la producción eléctrica de la UE, para lo que se necesitarán 500 teravatios-hora (TWh).

Las definiciones alumbradas este lunes por la Comisión Europea están directamente relacionadas con la Directiva de Energía Renovable (RED 3), que actualmente negocian el Consejo (países), el Parlamento Europeo y la Comisión, que había quedado suspendida a expensas de que la Comisión publicara las definiciones técnicas necesarias, con un año de retraso, y que se retomará este martes.

Esa directiva plantea que el 42 % del hidrógeno utilizado en la industria en el horizonte de 2030 se produzca con energías renovables y el 60 % en 2035.

ESPAÑA
Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica español rechaza que el hidrógeno bajo en carbono, como el de origen nuclear, esté entre los objetivos de energías renovables de la UE, como pretende Francia, que ha advertido que si no se considera «limpio», peligraría el proyecto de hidroducto Barcelona-Marsella.

Francia mostró su inquietud el pasado viernes por las reticencias de España y Alemania para apoyar su propuesta para que la UE considere «limpio» el hidrógeno producido con electricidad de centrales nucleares, y advierte de que, en caso contrario, el proyecto de hidroducto Barcelona-Marsella estaría en peligro.

Fuentes del Ministerio de la Transición Ecológica francés indicaron el pasado viernes a EFE que sin la aportación de la energía nuclear, no se podría inyectar el hidrógeno necesario para rentabilizar el conducto y no se podría construir.

Además, señalaron que Alemania y España han reconocido como limpio el hidrógeno producido con electricidad nuclear por sus bajas emisiones de carbono y remitieron a la declaración de la cumbre francoespañola del 19 de enero en Barcelona, en la que participaron el presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Sin embargo, fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica han indicado a EFE este lunes que en la negociación de la nueva directiva europea de energía renovables RED III la posición del Gobierno español es «clara y bien conocida desde el principio».

Afirman que España rechaza considerar los combustibles bajos en carbono entre las energías renovables y recuerda que hay una petición a la CE por parte de algunos estados miembros, entre ellos Francia, para que el hidrógeno bajo en carbono esté, entre los objetivos de la UE, para las energías renovables.

Una opción que recuerdan rechaza España, junto a otros socios de la UE, como Alemania, e insisten en que la apuesta del Gobierno de España «siempre ha sido y seguirá siendo el desarrollo de las energías renovables».

Las mismas fuentes han reiterado la voluntad del Gobierno español de seguir trabajando con Francia y el resto de socios de la UE para alcanzar soluciones compartidas en este asunto que den acomodo a las distintas realidades de los países, pero asumiendo que los combustibles bajos en carbono no pueden ser equivalentes a los combustibles de origen renovable.

ALEMANIA
Por su parte, el Ejecutivo alemán incidió este lunes en su postura de que el hidrógeno nuclear no es hidrógeno verde, al tiempo que subrayó que el objetivo de todos los gobierno de la Unión Europea como primer paso es «poner en marcha la economía del hidrógeno».

«Tenemos una clara postura al respecto. En nuestra opinión, la energía nuclear no es una energía renovable y el hidrógeno producido a partir de la energía nuclear no es un hidrógeno renovable, no es un hidrógeno verde», declaró en una rueda de prensa ordinaria Robert Säverin, portavoz de Economía.

Agregó que esta postura, conocida por todos, es la que Alemania defenderá en el debate en torno a la revisión de la directiva europea sobre energías renovables.

Recordó, además, que la directiva sobre energías renovables es derecho europeo y que por lo tanto, una vez revisada, de aplicación en los diferentes estados de la UE.

El portavoz del gobierno, Steffen Hebestreit, dijo por su parte que en términos generales, «la aspiración de todos los gobierno de la UE es poner en marcha la economía del hidrógeno».
«El hidrógeno es el gas del futuro con el que queremos alcanzar todos nuestros ambiciosos objetivos de protección del clima, y por eso en un primer paso es importante ahora ponerlo en marcha», señaló.

El segundo paso, y que para Alemania es igual de importante desde el principio, agregó, es que sea posible alimentar la red desde fuentes renovables, aunque en este caso hay países que tienen prioridades diferentes, dijo.

En ese sentido, se mostró convencido de que «la disputa en estos momentos realmente no es tan fuerte» en cuanto a si se considera que lo que hay es hidrógeno rojo, azul o verde.

«Lo que es importante es que ahora logremos en lo que respecta a la economía del hidrógeno el impulso que necesitamos y que después, en un tiempo previsible podamos pasarnos todos también a esta variante de fuente de energía», agregó.

Recordó que entre los gobiernos alemán y francés existe un acuerdo en el que ambos han expuesto «sus respectivas posturas divergentes» sobre el uso de la energía nuclear y también declarado que «cada uno considera esta cuestión en base a estos respectivos puntos de vista divergentes».

Se refirió asimismo al proyecto de hidroducto «acordado entre España, Portugal y Francia y que transcurrirá a través de España hasta territorio francés, lo que, dijo, no implica a Alemania.

«Pero lo que compartimos en gran medida, y también la parte española y la parte portuguesa acogen con satisfacción, es que la construcción de este conducto se amplíe hasta Alemania», señaló.